El cáncer de mama
Es el crecimiento descontrolado de las células mamarias.
Para entender mejor el cáncer de mama, debemos entender cómo se desarrolla cualquier cáncer.
El cáncer es el resultado de mutaciones, o cambios anómalos, en los genes que regulan el crecimiento de las células y las mantienen sanas. Los genes se encuentran en el núcleo celular, el cual actúa como la “sala de control” de la misma. Normalmente, las células del cuerpo se renuevan mediante un proceso específico llamado crecimiento celular, las nuevas y sanas ocupan el lugar de las viejas que mueren. Pero con el paso del tiempo, las mutaciones pueden “activar” ciertos genes y “desactivar” otros, la cual al estar modificada adquiere la capacidad de dividirse sin ningún tipo de control u orden, por lo que produce más células iguales y genera un tumor.
Un tumor puede ser benigno (no es peligroso para la salud) o maligno (es potencialmente peligroso).
Los tumores benignos
No son considerados cancerosos.
Sus células tienen una apariencia casi normal, crecen lentamente y no invaden tejidos próximos ni se propagan hacia otras partes del cuerpo. Los tumores malignos son cancerosos. De no ser controladas, las células malignas pueden propagarse más allá del tumor original hacia otras partes del cuerpo.
El término “cáncer de mama” hace referencia a un tumor maligno que se ha desarrollado a partir de células mamarias.
El cáncer de mama generalmente comienza en las células de los lóbulos, (glándulas productoras de leche), o los conductos (drenan la leche de los lóbulos al pezón).
A través de la biopsia mamaria
Se determina si es un cáncer de mama invasivo o no.
En el caso de se trate de un cáncer no invasivo (in situ), es decir que permanecen dentro de los conductos de leche o lóbulos, y no invaden tejido dentro o más allá de la mama.
Si hay más de un tumor en el seno, el cáncer de mama se describe como multifocal o multicéntrico . En el cáncer de mama multifocal, todos los tumores se originan del tumor original, y por lo general están en la misma sección de la mama.
Si el cáncer es multicéntrico, significa que todos los tumores se forman por separado, y a menudo están en diferentes áreas de la mama.
Para determinar si el cáncer está localizado además del examen físico, se necesita realizar exámenes complementarios (estadificación) como ser tomografía, centellograma óseo, entre otros.
Preguntas Frecuentes
El tratamiento del cáncer de mama puede incluir una única o varias opciones, de acuerdo a cada caso en particular. Generalmente, se apoya en tres “soportes”: la cirugía, la radioterapia y el tratamiento sistémico. Este último incluye la quimioterapia (drogas que se dan por vía endovenosa) y la hormonoterapia (medicación que se toma por vía oral).
El tipo de cirugía dependerá de cada caso en particular, pudiendo ser una resección total de la glándula mamaria (Mastectomía) a una parcial (Cuadrantectomía). En ambos casos también se evalúa la necesidad de extirpación de los ganglios linfáticos axilares. Esta puede ser parcial (Técnica de ganglio centinela) o total (Linfadenectomia)
Los tratamientos del cáncer de mamas dependen del esquema terapéutico necesario en cada caso. Habitualmente, los tratamientos con quimioterapia pueden durar de 4 a 6 meses y siempre es el primer tratamiento que se indica (de ser necesaria) luego de la cirugía.
La radioterapia dura aproximadamente un mes y medio, y se realiza al finalizar la quimioterapia.
La hormonoterapia se indica por tiempos prolongados de 5 a 10 años, de acuerdo al caso.
Estos tratamientos pueden acarrear efectos secundarios, éstos son diferentes de acuerdo al tratamiento del cual estemos hablando.
La cirugía tendrá como principal efecto secundario los cambios en la sensibilidad en la zona operada, durezas, cicatrices, etc. Estas molestias son habituales en el post operatorio y van disminuyendo con el tiempo.
La quimioterapia puede ocasionar caída del cabello, cansancio, irritación de las mucosas, sensibilidad diferente en la palma de los pies y las manos, diarrea, etc. Estos efectos adversos también disminuyen a medida que nos alejamos del momento del tratamiento. Asimismo, mientras se está realizando esta terapia, pueden bajar las defensas y haber un mayor riesgo de infecciones.
La radioterapia produce principalmente cambios en la piel, que pueden semejar una quemadura solar y generalmente se tratan fácilmente con medidas locales.
La hormonoterapia puede tener como efecto secundario los síntomas similares a la menopausia (sofocos, calores, modificación del peso corporal, aumento de las trombosis o engrosamiento del endometrio). También puede haber dolores óseos, pero esto dependerá de la droga que se elija para el tratamiento.
Lamentablemente el cáncer de mama no se puede evitar (prevención primaria), sin embargo, sí se puede diagnosticar tempranamente (prevención secundaria) en estadios donde el cáncer en más del 90% de los casos es curable. Es decir que, aunque no hay un método para prevenir el cáncer de mama de manera absoluta, podemos detectarlo de manera precoz a través de estudios por imágenes, principalmente la mamografía. Por es recomendable visitar a su mastólogo de confianza una vez al año.
Toda mujer debe familiarizarse con la manera natural en que lucen y se sienten sus mamas e informar inmediatamente a su médico cualquier cambio que note en ellas. En este sentido, el autoexamen permite que las mujeres tengan un conocimiento de su cuerpo y de sus mamas. Sin embargo, no es una herramienta de diagnóstico precoz dado que cuando un nódulo es palpable suele tener al menos 1 cm de diámetro, es decir que la enfermedad no se encuentra en sus estadios iniciales.
En caso de que la paciente detecte algún signo de alarma en las mamas -palpar un nódulo, observar un tironeamiento de la piel de la mama o del pezón, notar enrojecimiento y edema de la mama, entre otros - la consulta con el mastólogo debe hacerse de manera inmediata, independientemente de la edad y de la fecha de su último control.
Aunque se desconoce la causa que provoca el desarrollo de la enfermedad, las investigaciones científicas han identificado los factores que aumentan estas probabilidades y aquellos hábitos que contribuyen a reducir el riesgo de cáncer de mama. Estos factores se dividen en “no modificables” -es decir, aquellos que no podemos evitar y aumentan las posibilidades de que se genere la enfermedad – y “modificables”, que consisten en medidas higiénico-dietéticas que podemos incorporar para reducir el riesgo de cáncer de mama.
El sexo: Las personas que tienen mayores riesgos de desarrollar cáncer de mama son las mujeres, de hecho, el cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer, y si bien puede afectar también a los hombres, la proporción es mucho menor (es cien veces más frecuente en la mujer que en el hombre).
La edad: las probabilidades de tener esta enfermedad aumentan con la edad, afectando especialmente a aquellas mujeres cercanas a la menopausia, aunque en los últimos años se ha observado a nivel mundial, la detección de la patología antes de los 40 años.
Antecedentes familiares: De todos los factores conocidos que aumentan el riesgo de aparición de cáncer de mama, la historia familiar es uno de los factores con más peso. La presencia de un familiar de primer grado (madre, hermana, hija) con cáncer de mama aumenta el riesgo de padecer la enfermedad entre 1,5 a 3 veces por sobre la población general. Este riesgo aumenta cuanto más temprana es la edad de aparición en el familiar afectado, y con el número de casos en la familia. Si bien la mayoría de las mujeres que presentan un cáncer de mama no tienen familiares afectados por esta enfermedad, los antecedentes familiares de cáncer de mama, ovario u otros tipos de cánceres son un factor de riesgo y deben ser siempre tenidos en cuenta en la consulta mastológica.
Es importante conocer quiénes son los familiares afectados, tanto en la rama materna como paterna, así como también la edad en la que tuvieron la enfermedad.
El cáncer genético o hereditario es el factor de riesgo más importante, pero no el más frecuente. Sólo entre un 5% y 7% de las pacientes portadoras de un cáncer de mama tienen una base genética en su origen. Puede sospecharse de un caso de cáncer de mama hereditario cuando aparece en familias en las que padecieron la enfermedad más de un familiar de primer grado (madre, hermana, o hija), o más de dos de segundo grado (tía, abuela); a edades tempranas (menores de 45 años); en forma bilateral (afectando a las dos mamas); en miembros masculinos de la familia; o en ciertas etnias.
El mastólogo, luego de evaluar la historia personal y familiar, y en caso de detectar que la paciente pueda tener este particular riesgo elevado, indicará la realización de pruebas específicas para identificar las mutaciones en genes como el BRCA 1 y BRCA 2, que puedan favorecer el desarrollo de la enfermedad.
Hasta el momento no existen vacunas para evitar el desarrollo del cáncer de mama y, como se explicó anteriormente, muchos de los factores de riesgo no pueden modificarse. Sin embargo, existen otros que sí podemos controlar para reducir las posibilidades de desarrollar la enfermedad.
El sobrepeso: las mujeres obesas y con sobrepeso (índice de masa corporal mayor a 25) tienen más riesgo de padecer un cáncer de mama y de volver a tenerlo (recurrencia) que las mujeres que tienen un peso saludable. Esto se debe a la producción de estrógenos en el tejido graso.
Falta de ejercicio: las personas que realizan actividad física pueden controlar de forma más eficiente el peso, reduciendo así los niveles de grasa en su cuerpo.
Alcohol: puede aumentar los niveles de estrógenos en nuestro cuerpo así como también puede aumentar el riesgo de cáncer de mama y de otras localizaciones al dañar el ADN de las células. Las mujeres que consumen tres tragos semanales tienen un 15% más de riesgo de cáncer de mama que las mujeres que no consumen bebidas alcohólicas
Tabaco: fumar no sólo aumenta la posibilidad de desarrollar cáncer de mama u otros tipos de cánceres sino que también puede producir otras enfermedades que compliquen el tratamiento del cáncer de mama (alteración de la vascularización y circulación sanguínea , afecciones pulmonares).
Para reducir al mínimo las posibilidades de desarrollar un cáncer de mama, se aconseja llevar un estilo de vida saludable y adoptar hábitos que contrarrestan a los factores de riesgo modificables:
• Mantener un peso adecuado • Hacer ejercicio con regularidad • Limitar el consumo de alcohol • No fumar • Tener una dieta variada y nutritiva •
La mamografía es la radiografía de las mamas que utiliza bajas dosis de radiación. Es un examen médico no invasivo que se utiliza para asistir en la detección temprana y el diagnóstico de las enfermedades mamarias en las mujeres.
Se recomienda realizar una mamografía anual a partir de los 40 años a todas aquellas mujeres asintomáticas, con estudios clínicos normales y sin antecedentes de la enfermedad. En las pacientes con antecedentes de cáncer de mama en familiares de 1° grado (madre, hermana) se recomienda iniciar con la mamografía 10 años antes de la edad de detección del cáncer del familiar más cercano.